martes, 3 de marzo de 2015

Escuela solidaria: más sobre Haití

Desde Haití nos llega este texto que queremos hoy compartir con vosotros, y que nos viene muy bien para ir adentrándonos en la realidad de los jóvenes músicos que estudian en L'École Sainte Trinité. Entremezclados con el texto encontraréis algunos vídeos e imágenes en los que podréis ver y oír su esfuerzo e ilusión.

Esta semana inauguraremos la exposición y haremos una primera campaña de recogida de donativos entre el 23 y el 27 de marzo, colocando una urna en conserjería que viajará hasta el Baluarte con ocasión de nuestro Concierto de Primavera el 25 de marzo. Esta campaña se dedicará a Haití y es por eso que queremos daros a conocer en profundidad la actividad que allí se desarrolla:

"En 1963, cuando la hermana Ann Mary, una monja del convento Episcopal de Boston, Massachusetts introdujo la Música en el curriculum de “Sainte Trinité” (Holy Trinity, Sagrada Trinidad), una pequeña escuela primaria parroquial en Port-au-Prince, Haití, el país más pobre de América, la gente reaccionó oponiendo todo tipo de problemas y dudas, indicando que era más urgente para la institución y para los alumnos centrar la enseñanza en los principales temas académicos, vitales para adquirir una buena educación. Estas dudas se reforzaron con el razonamiento pragmático de que la enseñanza de música en un país carente de las necesidades más básicas para vivir era realmente un lujo. 
A pesar de estas preocupaciones, la hermana Ann Mary no dudó de sus convicciones, y profetizó que la música tendría el poder de transformar a la gente, ayudándola a realizar todo su potencial. Más allá de las diferencias económicas, sociales y culturales, ella creía que la experiencia con la música ayudaría a los estudiantes a crecer de forma más completa y plena: emocionalmente, espiritualmente e intelectualmente. Para concretar esa convicción diseño un programa musical que incorporó en el curriculum de la escuela, para complementar y expandir el ámbito de aprendizaje de los estudiantes. Ese programa incluyó inicialmente estudiantes de medios modestos, pero más tarde evolucionó para incorporar también a estudiantes de familias acomodadas, convirtiendo a la escuela en una de las pocas instituciones del país que integraba a estudiantes de todas las clases económicas.
El programa musical empezó con bastante lentitud, con una plantilla pequeña, que no excedía de cuatro o cinco profesores, unos pocos instrumentos de baja calidad, y unos pocos libros de métodos en estado ruinoso esparcidos en una habitación calurosa y pobremente iluminada  Sin embargo los profesores desde el primer momento transmitieron a los alumnos un inequívoco sentido de utilidad, seriedad y dignidad humana, que inspiró a los estudiantes, que a su vez se comprometieron incondicionalmente en el aprendizaje.
Para promocionar y expandir el programa musical desde este modesto comienzo, la hermana Ann Mary comenzó una campaña con el objetivo de conseguir el soporte de donantes adinerados, dentro y fuera del país, explicándoles los verdaderos motivos detrás del proyecto:  instruir a la gente, fortaleciéndola en su lucha contra la pobreza y la desesperanza. Comunicando ese objetivo con una sutil mezcla de fervor evangélico y político, consiguió ganar la colaboración de muchos voluntarios, desde profesores de música, donantes de instrumentos, patrocinadores financieros, hasta simplemente simpatizantes. Esa colaboración ayudó al programa de música a crecer rápidamente, hasta tal punto que en 1970 había incorporado una orquesta completa con más de 30 miembros, llamada Orquesta Filarmónica Sainte Trinité, hoy en día emblema musical en Puerto Príncipe y en Haití.
Fruto de esa experiencia, diversos estudiantes de Holy Trinity crecieron convirtiéndose en músicos con gran futuro, lo que les permitió estudiar en algunas de las más reputadas escuelas de música y conservatorios del extranjero. Aunque no todos los alumnos de la escuela eligieron la profesión musical, la mayoría de ellos lucharon y se convirtieron en personas competentes en sus respectivas carreras, tales como: médicos, ingenieros, abogados, intérpretes, químicos, jueces, diplomáticos,  profesores, etc.


En retrospectiva, estos antiguos alumnos reconocen que su éxito profesional se debe en gran parte a su experiencia musical en Holy Trinity. En sus propias palabras, la música les enseñó disciplina, perseverancia y paciencia en la consecución de una meta. Pero sobre todo, dicen, la música les ha ayudado a encontrar una forma transcendental de explorar y comunicar emociones cuando la simple dialéctica falla. . Es únicamente con mucho trabajo duro como se consigue una interpretación de éxito. A través del estudio musical los estudiantes aprenden el valor del esfuerzo sostenido para alcanzar las metas y las recompensas concretas del trabajo duro”
Hoy, como padres, estos antiguos estudiantes de Holy Trinity enseñan a sus propios hijos la misma reverencia y aprecio por la música que aprendieron en Holy Trinity hace unas cuatro décadas, esperando que les de la misma alegría y plenitud. Sus historias personales de éxito han materializado la visión profética de la hermana Ann Mary, probando que, realmente, la música tiene el poder de transformar a la gente, y ayudarla a alcanzar su potencial.

Benjamín Bergman, un chico de 11 años de Estados Unidos, escribió hace un par de años un bello poema, agradeciendo a su profesor de música, un antiguo estudiante de Holy Trinity, por haberle enseñado a tocar el violín, ejerciendo de este modo una influencia positiva en su vida. En ese poema dice lo siguiente: 

"Las personas diferentes son como colores diferentes. Como los colores, estamos entrelazados.
 Partes de tí son como partes de mí. 
Esta unión cada día crea nuevas sombras de esperanza, alimentando una vida más enriquecedora y plena."

Estos pensamientos de un chico inocente dan testimonio al hecho de que la historia de Holy Trinity está siempre en evolución, enlazando nuevas generaciones de profesores, estudiantes, voluntarios, donantes, patrocinadores, etc., con el poder de la música.

Hoy en día, grandes problemas siguen asolando a Haití, un país que arrastra el peso de su propia historia y lucha contra los duros obstáculos que le han sido colocados para seguir adelante. Una extrema probreza, un país despoblado de vegetación, y con terribles problemas de producción de alimentos es lo que uno encuentra cuando visita este lugar. Problemas que fueron multiplicados enormemente tras el terremoto de enero de 2010 que dejó sin hogar a más de 2 millones de personas.Y sin embargo, siguen luchando día a día, confiados en que conseguirán salir de su situación. Para ello la Música es un elemento conciliador y alimento educativo esencial que se está propagando por todo su territorio nacional lentamente, pero con paso firme a pesar de la falta de recursos. Sainte Trinité (Holy Trinity) y todos los profesores que contribuyen cada año a través de su trabajo regular y de su campamento de verano, saben de la importancia de su labor."

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